jueves, 9 de mayo de 2019

Idea #12 (Fotografía)



Como gatos

Para caer de pie como los gatos hay que tener ciertas habilidades, como por ejemplo tener la certeza de que no hay más opción que confiar en tu naturaleza. Solo debes creer en ti y si tu única opción es salir bien parado, es eso y solo eso lo que puede ocurrir. Cuando eres capaz de encontrar en todas las situaciones el lado positivo de las cosas, es lo que encuentras porque te has entrenado para ello. Si de algo puedo dar fe es que esta es una habilidad que debe entrenarse y por supuesto que merece la pena el esfuerzo.

Otra habilidad que podemos aprender de los gatos esa a otorgarnos momentos de descanso. Cuántas veces nos ha pasado que no paramos de darle vueltas a las cosas hasta casi sentir que perdemos la cordura, que el problema es tan grande como un gigante que nos come de un bocado? Sin embargo, si logramos cerrar los ojos por la noche y acallar esas voces, parece que por la mañana nos levantamos con el problema en gran parte resuelto. Los mininos tienen mucho que enseñarnos y deberíamos comenzar por dejarnos acariciar, al punto de dejar que aflore el ronroneo.

Cinderella

Idea #11 (Fotografía)



Círculos

¿Algo la hizo feliz alguna vez? ¿Qué espera de la vida? ¿Qué necesita?
Si le hubiesen preguntado qué le hubiera gustado ser, si cadena de las que atan motos o anillo de bodas, sin dudar hubiera elegido lo segundo. Al fin y al cabo ambas cosas comparten la característica del círculo infinito, pero ser alianza tiene ese no sé qué mágico de unir a las personas y, cierto es, que esta cadena era una cadena muy romántica, con aspiraciones superiores. Desde donde estaba atada miraba pasar a las personas tomadas de la mano, de la cintura y algunas de maneras más creativas. 
Pero nadie supo ver su espíritu y no sólo eso, sino que para peor destino el suyo, su dueño (el de la motocicleta que allí ataba) un día ya no volvió por más y se quedó triste y solitaria, ignorada por todos. 
Pero ocurrió que en el mismo hierro cementado al suelo un día alguien, a quien apenas podría describir, se agachó junto a ella y con cierta destreza ató allí otra cadena, atravesándola completamente y así quedaron formando juntas el símbolo del infinito, como dos “alianzas” entrelazadas. 
Le vio irse por detrás y podría asegurar que era una señora mayor a juzgar por sus zapatos de tacón bajo marrones, por su bolso pasado de moda colgando de su codo derecho y por su andar algo tambaleante. Se la quedó mirando, le vio arrojar las llaves de la cadena por una alcantarilla y continuó andando hasta que la vio doblar la esquina. 
Observando la situación (sin mucha sorpresa, la verdad), sonrió para sus adentros.
Cinderella